En la mayoría de países desarrollados, la urbanización está trayendo consigo grandes cambios en la distribución espacial de personas, recursos, así como en el uso y consumo de suelo. Aunque un proceso de tales características está fuertemente vinculado al desarrollo social y económico, muchos países carecen de políticas y de marcos de apoyo que puedan impulsar el proceso para incrementar los beneficios del desarrollo y guiarlo hacia patrones más sostenibles.
Aunque la urbanización crea grandes riquezas y oportunidades, permite un mejor uso de los bienes y crea nuevos, en muchos países (particularmente, en el mundo desarrollado) estos aspectos no son aprovechados para el desarrollo. De hecho, en el mundo desarrollado, los desafíos de la urbanización parecen dejar atrás a menudo a los beneficios del desarrollo.
Con el fin de aprovechar la urbanización, de mitigar sus externalidades negativas y de promover un "cambio de paradigma urbano", es necesario un enfoque coordinado y una clara orientación política. Esto es lo que falta en muchos países en los que varios departamentos gubernamentales están a cargo de tratar diversos aspectos del desafío de la urbanización.
Además, la urbanización no se considera como una oportunidad de desarrollo nacional. En general, la comprensión global de las ciudades en el desarrollo nacional es muy limitada, como también lo es el reconocimiento de las transformaciones estructurales representadas por las dinámicas de crecimiento en centros urbanos.
El desarrollo de una política nacional urbana
El desarrollo de una política nacional urbana es un paso fundamental para reafirmar el espacio urbano y la territorialidad. También es vital para dar la dirección y el plan de acción adecuados para apoyar el desarrollo urbano. Las políticas ofrecen un marco de coordinación general para tratar las cuestiones más urgentes en relación con el rápido desarrollo urbano, incluyendo la prevención y la regularización de asentamientos precarios, el acceso a suelo, servicios básicos e infraestructura, legislación urbana, delegación de autoridad a gobiernos subnacionales y locales, flujos financieros, normativa urbanística, movilidad urbana y requisitos para la energía urbana, así como la creación de empleo.
Aprobada al más alto nivel, una política urbana ofrecería un marco general para orientar las intervenciones públicas en áreas urbanas y ser una referencia para ministerios sectoriales y proveedores de servicios. También sería una referencia clave para la reforma institucional y legislativa. Asimismo, las políticas son un buen instrumento para la concientización pública y política sobre los beneficios que pueden obtenerse de un desarrollo urbano sostenible, así como una oportunidad para promover las consultas con actores urbanos.
La contribución de ONU-Habitat a las políticas nacionales urbanas
Brasil, China y Sudáfrica son ejemplos de lugares donde las políticas nacionales urbanas claras han sido vitales para orientar acciones con el fin de hacer frente a la desigualdad y de fortalecer el proceso de desarrollo. ONU-Habitat ha apoyado varios procesos de desarrollo de políticas urbanas, incluyendo los de Burundi, Malaui, Mongolia y Sri Lanka (Marco de Política Nacional Urbana).
La contribución de ONU-Habitat a una política nacional urbana incluye: la evaluación del país; el asesoramiento sobre cómo establecer los procesos nacionales y la participación de las partes interesadas; la documentación sobre buenas prácticas para apoyar los procesos nacionales; el análisis de políticas de planificación urbana y los instrumentos; la facilitación del diálogo local/nacional sobre reformas y el desarrollo de la difusión y de las capacidades sobre la política urbana a través de una amplia gama de actores.
Los resultados que se esperan con el desarrollo de una política nacional urbana son:
- La identificación de prioridades de desarrollo con el fin de conseguir un desarrollo urbano y nacional que sea equitativo a nivel social y económico y respetuoso con el medio ambiente;
- La orientación sobre el desarrollo a futuro de un sistema urbano nacional y su configuración espacial, concretada a través de planes espaciales nacionales y regionales para el desarrollo territorial;
- La mejor coordinación y orientación de acciones de actores nacionales, así como de los niveles inferiores del gobierno en todos los sectores;
- El aumento y la mejora de la coordinación de las inversiones privadas y públicas en el desarrollo urbano y, consecuentemente, la mejora de la productividad de las ciudades, de los procesos de inclusión y de las condiciones medioambientales.