Celebrados ya los 15 años de nuestra Constitución de 1991, y sin dejar atrás las heridas y los efectos políticos del aleve ataque terrorista a las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, e inmersos en la interesante discusión que se viene adelantando en el país sobre la forma como debemos transitar civilizadamente en la discusión de nuestros necesarios e inevitables conflictos, hemos vuelto nuevamente nuestros ojos a la discusión sobre las alternativas de política para financiar a las personas, familias y hogares más necesitados, con el fin de mejorar su calidad de vida, orientando el gasto público para la construcci ón de hábitats dignos donde se logre el disfrute efectivo de los derechos humanos.